
El lanzamiento de una nueva formación, la selección de un nuevo candidato, la administración de los días de vacaciones del equipo… Estás acostumbrado a llegar cada día a tu puesto de trabajo con el siguiente pensamiento: «a ver qué me espera hoy» y sea lo que sea que suceda, tienes que tomar una decisión. Es lo que tu equipo y tu manager esperan de ti.
Como responsable de Recursos Humanos cada día te enfrentas a dilemas diversos, en ti recaen muchas responsabilidades. Pero, ¿alguna vez te has planteado cómo es realmente el proceso de toma de decisiones y cómo mejorarlo para ser más eficiente en tu trabajo? ¡Vamos a verlo!
¿CÓMO ES TOMAR UNA DECISIÓN?
El proceso de tomar una decisión está compuesto por pasos:
- Identificar y ser consciente del problema. Si identificas que en tu equipo hay conflictos, probablemente haya un problema de clima laboral. Y tú eres quien ha de lidiar con ello trabajando en la comunicación interna.
- Analizar posibles soluciones alternativas y las consecuencias positivas y negativas de cada una.
- Seleccionar una solución entre las alternativas disponibles y analizadas. En este punto ya hemos tomado una decisión y tomando como ejemplo el caso anterior, pongamos que has decidido invertir en un sistema que detecte el estado emocional de tus equipos a tiempo real y que te permita tomar medidas para mejorar el ambiente laboral, como la terapia psicológica).
Aparentemente, el proceso parece sencillo pero es cierto que hay decisiones más importantes que otras, que pueden repercutir seriamente en toda la organización. ¿Qué nos puede ayudar a enfrentarnos de forma eficiente a los dilemas más grandes?
¿QUÉ PUEDE AYUDARME A MEJORAR MI TOMA DE DECISIONES?
En el proceso de toma de decisiones, hay diferentes preguntas que puedo hacerme y que me ayudarán a tomar mejor la decisión:
- ¿Cuál es el tamaño y el alcance del problema que tengo que resolver?. Cuando la decisión a tomar implica grandes cantidades de dinero, dedicación y generará un gran impacto en la organización, hemos de aceptar que tendremos que dedicar más tiempo y esfuerzo a reflexionar antes de dar el paso y no tomar riesgos.
- ¿Tengo claro mis objetivos? ¿Conozco la política de actuación de mi empresa?. Si tenemos claros los objetivos que queremos alcanzar con nuestra decisión y, además, existe una política clara que indique cómo actuar ante determinadas situaciones, la decisión será más fácil de tomar.
- ¿Conozco los costes derivados de esta decisión? Si los costes asociados a tomar una u otra decisión están claramente definidos, será más fácil tomar la decisión.
- ¿Cuánta información he recogido? Es importante tener claro que, aunque mejoremos nuestro proceso de toma de decisiones y recabemos información, cada decisión trae consigo misma un cierto grado de incertidumbre. No tienes superpoderes y no podrás anticipar con seguridad qué va a pasar al tomar esa decisión. La incertidumbre nunca será 0. Por esto mismo, hemos de parar de recabar información cuando ya esté conllevando un exceso de tiempo y esfuerzo.
- ¿Cuáles son mis conocimientos y experiencia previa respecto a esta situación? ¿A quién puedo pedirle consejo? Ten en cuenta lo que sabes, lo que has aprendido a lo largo de tu recorrido y tus habilidades blandas. Aún así, recuerda que no eres un superhéroe y que probablemente nunca lo sepas todo. Siempre existe la posibilidad de pedir ayuda a personas que puedan tener más información para resolver el dilema.
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